11/4/14

¡Gracias, Finlandia!

Por Catherine L'Ecuyer, autora de Educar en el asombro

El otro día mi hijo de 7 años me preguntaba por sus notas: "No sé qué pasa mamá, que todos mis amigos tienen sus notas y las comparan entre ellos, y yo todavía no las tengo". Siempre dudamos en enseñar sus notas a nuestros hijos. A veces lo hacemos, otras veces no se las enseñamos. Siempre me pregunto a mí misma, ¿qué ocurre con un niño que tiene notas todas excelentes, pero que no se esfuerza para conseguirlas? Al ver los "excelentes", lo más probable es que se duerma en sus laureles y no se esfuerce más. ¿Y qué ocurre con un niños que tiene "suficientes", o "insuficientes", a pesar de haberse esforzado al máximo? Pues se desanimará, sin duda. Además, ¿qué miden las notas de un niño de 5, 6, 7 años? ¿La "lectura rápida"? ¿Qué me importa que mis hijos lean rápidamente o lentamente si, al fin y al cabo, ese indicador no valora si entienden o no lo que están leyendo? 

Uno de los principales problemas que existe en nuestro sistema escolar en infantil y en primaria es que se valora el resultado de los alumnos, no su esfuerzo. Y como los "hitos" se adelantan cada vez más, hay niños que se encuentran en una situación de frustración constante, atrapados en espirales de fracasos que repercuten negativamente en su autoestima y en el resto de su recorrido académico. Y esos niños no son los que tienen problemas de verdad, son niños perfectamente capaces. Los problemas que tienen, se los hemos creado nosotros, porque hemos pedido a su naturaleza que haga cosas que su naturaleza no admite. Como por ejemplo aprender a leer con 3 años, o resolver problemas complejos con 7. Y luego la presión se pasa a los padres, que deben apuntar a sus hijos a extraescolares de matemáticas o contratar profesores particulares en sus hogares para que el niño "progrese al ritmo del resto de la clase" (mientras en algunos de esos colegios hay tiempo de sobras para ver películas comerciales). 

Mientras todo eso ocurre, nos llenamos la boca de grandes palabras como la "atención a la diversidad". La atención a la diversidad no es solo atender a los alumnos de alto rendimiento y a los niños con discapacidades o TDAH, sino que es atender a todos los alumnos, con una atención personalizada. Y la atención personalizada, ¿cómo es posible en una clase de 30 niños por maestro? Efectivamente, hay que tener mucha fe. ¿O quizás podemos invocar al "dios" tecnológico "iPad" para solucionárnoslo todo? Educación personalizada no es lo mismo que "aplicaciones informáticas a medida". Una atención personalizada es la atención a una persona por otra persona. El tema da para mucho.

Me despido con una recomendación de lectura. Gracias Finlandia, de un amigo, Xavier Melgarejo. Gracias a Finlandia por habernos enseñado que "más no es mejor", sino que a veces incluso "menos es más", como decía el prestigioso arquitecto Ludwig Mies van der Rohe. ¡Gracias también a ti, Xavier!

Fuente: http://www.unitedexplanations.org/2012/11/26/las-claves-del-sistema-educativo-en-finlandia/

6 comentarios:

María Francisca Coma dijo...

Muchas gracias por estas enseñanzas. me han gustado mucho.

Myvan dijo...

Y que razón tienes....los niños viven en una competencia continua y las notas y exámenes es lo único que parece que importa! Lo que más pena sa es que son los propios padres que parecen que compiten y el niño les sigue....a un padre decirle que su hijo no es listo pero se esfuerza es un fracaso, cuando es realmente lo que importa ya que ese niño con esfuerzo llegará donde quiera independientemente de su inteligencia. La recomiendo también leer "bajo presión" de Carl Honoré....

Marta dijo...

El problema está cuando te sientes sola. Cuando esto que dices lo ves super claro pero eres la única madre de la clase que lo ve así. Lo que dices es idílico, pero lamentablemente poco real.

Marta

Catherine L'Ecuyer dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Es verdad lo que dices Marta, por eso hemos de "luchar" por colegios de padres. Por colegios de padres, me refiero a un sistema que permita la diversidad educativa (colegios de todo tipo) y los colegios escogen la opción que va con su estilo familiar. El colegio es continuación del hogar!! Un abrazo, Catherine

Carlos Gil dijo...

Catherine,

Ese libro me parece imprescindible. Me llamó la atención la concepción de sistema educativo que tienen (escuela, familia, sociedad, etc.) y la precisión con que intentan escoger al profesorado no basándose sólo en criterios académicos, sino también de adecuación a un perfil determinado orientado al servicio. Me parece un tremendo acierto, sobretodo cuando veo alguna actitud descaradamente egoista en profesores que conozco.
No se trata de copiar a nadie,(muchas diferencias con Finlandia tienen su origen en la reforma protestante de la iglesia cristiana) sino de crear nuestro propio sistema educativo acorde a nuestra forma de hacer y de vivir aquí, pero siempre teniendo como referencia a aquellos que han conseguido la excelencia porque han creido en la educación.

Anónimo dijo...

que razón tienes con este tema de las notas. nosotros en casa "intentamos" no enseñarles las notas y hablarles del esfuerzo que han realizado, ¡ya sabemos si han cumplido sus objetivos!
gracias por estudiar este apasionante tema del asombro infantil