6/2/13

Una virtud que algunos idiotas no entienden


Por Catherine L'Ecuyer

Hoy en día vemos la sensibilidad como un handicap, el defecto de los ignorantes. En los hombres lo vemos como algo fuera de lugar. No hablemos de las madres, cuya sensibilidad para las necesidades de sus hijos son muchas veces objeto de burla; cuando las madres se preocupan porque sus hijos no llevan el abrigo puesto en invierno, cuando acuden a la cuna de un niño que llora, o cuando protegen la mirada de su hijo de algo que no le conviene. Muchas veces, hemos de reprimir nuestros instinto maternal en público, porque todo eso, hoy en día, "no se lleva". Uno de los males más grandes de esta sociedad es haber conseguido pintar a las madres que todavía tienen instinto maternal como unas histéricas. Ser sensible no es sinónimo de ser idiota; la sensibilidad es una virtud que algunos idiotas no entienden. Es esa sensibilidad la que nos permite entrar en sintonía con la Belleza, asombrándonos ante ella. 

Hace un año, me llegó a casa una revista audiovisual de programación infantil en la que leí una frase que me chirrió bastante, porque servía de preámbulo para quitarle hierro a algunos contenidos no aptos para niños pequeños: “El determinismo audiovisual-conductual no existe (ver un acto violento no es sinónimo de cometer posteriormente un acto violento)”. Es otra forma de decir “los niños saben perfectamente distinguir la ficción de la realidad”. Es muy frecuente oír en boca de gente que no controla los contenidos que ven sus hijos o sus alumnos, que "no es para tanto", o que "es una cuestión de sensibilidad". Esta afirmación destaca el poco de entendimiento de lo que es un niño y de cómo la visualización de unas escenas violentas o de poco nivel humano puede impactarle en su forma de actuar y de ver el mundo. 

El psiquiatra y experto en apego Dr. Polaino dice: “Esa observación e imitación que hace el niño acaba con la interiorización de un modelo de comportamiento que tiene mucho que ver con el autoconcepto, con la imagen, con la autoestima que tiene de sí mismo. Y esa interiorización acaba finalmente por una identidad entre el modelo a que ha sido expuesto y sus propios sentimientos, su concepto de sí mismo, su identidad personal”. Afirmar que lo que observa un niño “no le afecta necesariamente”, no solo es hacer la vista gorda a todas las evidencias empíricas que existen sobre el tema, sino que es un asalto al sentido común. 

¿Quién puede decir con la cara seria que media hora de un programa o de un videojuego violento no influye en el comportamiento de una persona, especialmente de un niño, mientras sabemos que cada segundo de una publicidad durante la Super Bowl vale 3,8 millones de dólares? Las empresas no se gastan eso si piensan que no tendrá un impacto directo e inmediato en el consumo o apreciación hacia sus productos o sus marcas. 

La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente resume las conclusiones de cientos de estudios realizados sobre los efectos de los contenidos televisivos violentos. Ver resumenCuando ven contenidos violentos, los niños…
-Se hacen inmunes al horror de la violencia.
-Aceptan cada vez más la violencia como una manera de resolver los problemas.
-Imitan la violencia que observan.
-Se identifican con ciertos personajes de los contenidos violentos, ya sean las víctimas de los actos violentos o los que los cometen.

Podemos hacer la compra de armas más complicada, esconder todo aquello que puede usarse para hacer daño, pero el camino de la prohibición es un parche (necesario cuando hay hemorragia, pero no es una solución de raíz al problema). Si la violencia a la que ha sido expuesto un niño ha dejado en él la semilla del odio, formas de hacer daño siempre encontrará. En una cerilla, en las palabras o en el silencio. 

Acabo con la cita del primer Catedrático de Pedagogía de España, Víctor García Hoz: "(El cine) es algo montado en un fenómeno ilusorio, y que, no teniendo más haber que una ilusión inicial, realiza la maravilla de meterse en el alma de los hombres para clarificarla o para ensombrecerla. (...) Para que el hombre gobierne la emoción, en lugar de ser gobernado por ella, necesita realizar un esfuerzo de crítica, en virtud del cual sea capaz de salir de la atmósfera emotiva y objetiva de su contenido. Tal esfuerzo sobrepasa las energías del niño y aun las del que comienza a ser joven." Para vivir esta cita en primera persona, basta con ponerse en la piel de un niño durante un minuto, disfrutando de este anuncio de la Coca-Cola.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta verdad es todas tus palabras. Gracias.
Cristina, Barcelona

Anónimo dijo...

Y que hacer con los cuentos de toda la vida. Yo me encontrado explicandole a mi hijo el cuento de la Blancanieves y la bruja de su madrastra reversionando la historia según la lei. Como le explicas a un niño de tres año que la que ahora es la madre de la Blancanieves la quiere matar.... Des de entonces evito los cuentos de toda la vida.

Yaras dijo...

Hay que tener cuidado hasta con las propias cadenas infantiles, en las que hay dibujos que realmente no son recomendables. Y cuando le digo a la gente esto, me dicen que soy una exagerada. Pues yo creo q los contenidos de los dibujos no deben de tener ironías, mensajes con "segundas"... Porque pueden confundirles y no los entienden. Y también me parecen interesantes los roles que se muestran en los anuncios, dibujos... ¿Cómo va a cambiar nuestra sociedad si seguimos mostrando estas cosas a los niños que son el futuro de ella?. Gracias. Saray de enlasmanosdeyaras.com

Cristina. Sant Cugat dijo...

Me encanta la idea. Sería bueno conseguir a través de la educación, como he leído recientemente, más que enseñar a asombrarse o a educar la mirada, conseguir que los niños no pierdan esta capacidad natural durante el proceso de maduración. Esta tiene que crecer en profundidad ya que de su desarrollo dependen muchas cosas; ansia por saber, ansia por crear, reflexionar, interrogarse...tareas todas ellas difíciles sin un cultivo de la inteligencia espiritual de la que habla Francesc Torralba en su último libro. Y acabo con Abraham Heschel que escribe: "Lo que encontramos en nuestra percepción de lo sublime, en nuestro asombro radical, es una sugerencia espiritual de la realidad, una alusión al sentido trascendente".

Catherine L'Ecuyer dijo...

Queridos amigos, estoy de acuerdo con todo lo que estáis diciendo. Que un cuento sea "de toda la vida", no es garantía de nada. El papel del padre en las películas de Disney siempre es un tema complicado. ¿Os acordéis de Bambi? Bambi es una monada, pero que pasa en la cabeza de un niño de 3 años que ve a Bambi perder a su madre y quedarse solo con un padre distante y ausente? Eso no es bueno. Saray, lo "clavas". Los mensajes con "segundas" están hechos para que los padres vayan a ver las películas con los niños, no para contribuir a su buen desarrollo...
Cristina, completamente de acuerdo. Si no lo perdemos, no tendremos que preguntarnos cómo recuperarlo. Por eso mi libro está escrito para el periodo de 0-6 años, pienso que respetarlo es clave. Pero para respetar el asombro de los niños, temo que dependemos también de que los adultos que los cuidan recuperen ese asombro. Algunos, o muchos, se resisten. Y hemos de insistir.
He descubierto el libro de Francesc Torralba en julio, es una maravilla. Lo recomiendo. Un abrazo a todos! Catherine

Luis Enrique Sabater dijo...

Una vez mas gracias. El "problema" de ser sensible, de tener una "mirada atenta" puede llevarte a tener dificultades como docente, pero no quiero renunciar a esa mirada por nada del mundo y mientras me sea posible procurar´ mantenerla viva.
Saludos.

Masafe dijo...

Me desagrada el uso de patologías para describir las cosas que deben cambiar en la sociedad. Me chirría cuando alguien dice que algo es "un cáncer" y también me ha chirriado el uso que se ha hecho aquí de la palabra "autismo". Patologías demasiado complejas, por las que muchas personas trabajan cada día, como para ser empleadas como adjetivos banales.

Catherine L'Ecuyer dijo...

Buenos días Masafe,
Tomo nota, no es banal lo que dices. ¿Tienes alguna sugerencia para cambiarlo? Un abrazo,
Catherine