19/9/13

Total, todos ya la han visto


El otro día, me contaba un padre, que se interesó por conocer el contenido de una película que un profesor quería poner en clase de su hijo de 6 años. El profesor le respondió "¿por qué quieres saberlo?" A esa sorprendente pregunta, el padre respondió que le interesaba saber si convenía o no para la edad de su hijo, a lo que el profesor le respondió "total, todos ya la han visto".  Y me pregunto: ¿El día que la mayoría de los niños de esa clase hayan visto películas con violaciones, también se las pondrán en clase?  Muchas veces me paro a pensar en cuáles son las causas por las que ciertos educadores pueden hacer tan escaso uso de su sentido común. El otro día, encontré "Las 5 Leyes Básicas de la Estupidez Humana", identificadas y desarrolladas por Carlos M. Cipolla, Profesor de Economía de la Universidad de Berkeley:

Ley 1: Subestimar. Siempre y inevitable todo el mundo subestima el número de personas estúpidas en circulación.
Ley 2: Independencia. La probabilidad que una persona sea estúpida es independiente de otras características de esta persona (en ese caso, que fuera educador o padre de familia).
Ley 3: Daño. Una persona estúpida es aquella que causa daño a otra persona, o a un grupo de personas, mientras ella no gana nada de aquello y en algunos casos puede causarse daño a si misma.
Ley 4: Coste. Las personas que no son estúpidas siempre subestiman al poder del daño de las personas estúpidas. 
Ley 5: Peligro. Una personas estúpida siempre es el tipo más peligroso de persona que existe.

Pienso que esa lista es un poco fuerte, y tengo esperanza en que la estupidez no sea una cosa "estática", me gustaría pensar que tiene remedio. Personalmente, creo que las causas de la estupidez son la ignorancia, la mediocridad y el conformismo y que esas tres variables vienen como una explicación por muchos de los errores que vemos hacia la infancia. Gente que no sabe, a veces que no está preparada, y que tiende a "seguir el guión" sin hacerse demasiadas preguntas. Y si le añadimos otros variables, como por ejemplo el orgullo y/o de inseguridad, aquello puede hacer unos cocktails especialmente peligrosos. Pero la buena noticia, es que hay muchos educadores maravillosos, y que con un poco de buena fe y de rectitud de intención, todo lo demás tiene remedio. Pienso que la manera de solucionar el problema es actuar sobre esas tres variables: la ignorancia, la mediocridad y el conformismo. ¿Te apuntas?

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