Por Catherine L'Ecuyer
El video que podeis ver a continuación es una maravilla. Está hecho y narrado por una maestra, investigadora y experta en educación, Jenet Erickson. Describe el sentido del fracaso que tenemos la mayoría de las madres, como consecuencia de la industria del consejo educativo, que nos bombardea cada día, amenazando que si no seguimos sus prácticas, no seremos capaces de superar los retos educativos de nuestros hijos. Eso, además de dar a las madres la sensación continua de incompetencia en la educación de sus hijos, nos ciega de lo que realmente importa para el buen desarrollo de nuestros hijos: el poder del amor de una madre, que está hecho por millones de actos de cuidado que son respuestas, desinteresadas y sensibles a las necesidades básicas de cada un de sus hijos (teoría del apego).
Esos actos configuran el sentido de competencia y de autoestima del niño y no pueden escribirse en ningún libro porque dependen de cada niño y brotan de la sensibilidad de cada madre. Esos actos cotidianos son los que hacen que la madres sea la influencia la más poderosa y duradera en todos los aspectos del desarrollo de su hijo.
El video que podeis ver a continuación es una maravilla. Está hecho y narrado por una maestra, investigadora y experta en educación, Jenet Erickson. Describe el sentido del fracaso que tenemos la mayoría de las madres, como consecuencia de la industria del consejo educativo, que nos bombardea cada día, amenazando que si no seguimos sus prácticas, no seremos capaces de superar los retos educativos de nuestros hijos. Eso, además de dar a las madres la sensación continua de incompetencia en la educación de sus hijos, nos ciega de lo que realmente importa para el buen desarrollo de nuestros hijos: el poder del amor de una madre, que está hecho por millones de actos de cuidado que son respuestas, desinteresadas y sensibles a las necesidades básicas de cada un de sus hijos (teoría del apego).
Esos actos configuran el sentido de competencia y de autoestima del niño y no pueden escribirse en ningún libro porque dependen de cada niño y brotan de la sensibilidad de cada madre. Esos actos cotidianos son los que hacen que la madres sea la influencia la más poderosa y duradera en todos los aspectos del desarrollo de su hijo.
Así que podemos relajarnos si pensábamos que la perfección era tener los vidrios limpios, la casa siempre ordenada, ser animadora de ludoteca, comprarle lo último, pasarle bits, tenerle vestido con los calcetines de juegos con los zapatos, calentar silla en cursos de educación y leernos todos los libros escritos sobre como sobrevivir en cada una de las etapas de su crecimiento.
Esa sensibilidad, que la naturaleza ha puesto en las madres -también en los padres-, es lo que nos hace capaces de llevar a cabo nuestras obligaciones como "primeros educadores" de nuestros hijos. Así que sería incoherente argumentar que los padres son los primeros educadores de sus hijos y por otro lado negar el papel insustituible de esa sensibilidad, pintar a las madres sensibles como unas "histéricas", o no dar importancia a la teoría del apego. También sería un contrasentido dar importancia a la teoría del apego, pero en cambio no reconocer a los padres como primeros educadores de sus hijos. Es una grandísima lástima que en el aspecto del insustituible papel que juegan los padres en la educación de sus hijos, nuestras leyes trabajen al margen de la ciencia y del sentido común. Con bajas de maternidad que son de risa y un sistema educativo que no contempla a la familia como un actor clave en el colegio o a la escuela como una extensión del hogar. Gracias a Dios, quedan escuelas que trabajan con los padres. Estuve este fin de semana dando una conferencia en las 5º Jornadas de Educación infantil de la Universidad de Gerona a 225 maestros y directores de centros de escuelas pública y escuchando cuidadosamente, he constatado que el papel de los padres en la mayoría de esos centros era una realidad, no una estrategia de marketing.
Necesitamos más ciencia y menos mitos. Más sensibilidad y sentido común y menos pautas. Más libertad y menos modas y burrismo. En definitivo, más amor a la verdad y menos ideologías. Los niños necesitan a su madre como a nadie más. Ambos padres son los primeros educadores de sus hijos. Eso nunca debería verse o venderse como una postura ideológica. Yo siempre me pregunto, ¿por qué será que algunas personas o grupos se dedican a disfrazar las verdades de ideologías para luego crear aversión hacía ellas? ¿Tú lo sabes?
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